Slow work: La importancia de la lentitud
Por: Mónica Licea
Estrés, ansiedad, ritmo de vida acelerado y una pandemia que parece no tener fin, son situaciones que ya forman parte de nuestro nuevo y surrealista estilo de vida. Ahora, próximos a concluir el 2021, nos seguimos preguntando ¿qué sigue?
La sociedad actual está obsesionada con la velocidad, en todos los ámbitos de la vida cotidiana parece haber una carrera contra el tiempo: solo hay que pensar en el fast food o en el fast fashion: que produce ropa semanalmente. Nuestra actitud hacia el trabajo está sometida siempre a la necesidad de hacer más en menos tiempo, como demuestra la tendencia al multitasking.
El culto a esta velocidad y la exposición prolongada a altos niveles de estrés pueden originar patologías como la ansiedad y la depresión, además de aumentar el riesgo de otras enfermedades.
A partir de ahí es donde la realidad se impone y la conciliación entre la vida personal y el ritmo que exige una empresa competitiva deben hallar su equilibrio. La filosofía Slow Work propone un equilibrio saludable entre los desafíos de la empresa y las necesidades de las personas.
Un poco de Carpe Diem
El Slow Work, o trabajo tranquilo, significa pensar antes de hacer, buscar el significado de cada cosa que se lleva a cabo y conectar esa actividad con metas o expectativas de vida.
El Slow Work es saber qué tengo que hacer con el tiempo que dispongo y no querer hacerlo todo, es decir, hacer por hacer. Básicamente, trabajo inteligente.
Lejos de fomentar la sensación de desperdiciar nuestras horas, este movimiento, en todas sus aplicaciones y formas, reclama la capacidad de hacer del tiempo un bien mucho más “duradero”. La clave no es la “cantidad”, sino el equilibrio.
¿Cómo vivir el Slow Work?
A continuación, el sitio web lifestylealcuadrado te comparte cinco pasos para poder comenzar a incorporar esta filosofía a tu vida:
- Planifica
Utiliza una to-do-list para gestionar tu agenda, procurando no subestimar el número de tareas que puedes desempeñar durante el día.
- Lo más importante primero
Clasifica las tareas según su urgencia e importancia y ordénalas en cuatro puntos clave:
- Importante y urgente: hazlas cuanto antes.
- Importante y no urgente: planifícalas para más adelante.
- Urgente y no importante: delega.
- No urgente y no importante: elimínalas.
Es lo que se conoce como la Matriz de Eisenhower.
- No a la velocidad ni a la multitarea
Nos creemos capaces de hacer muchas cosas a la vez. Y sí, somos capaces de escuchar música y trabajar o de cocinar pero no somos capaces de escribir un email, hacer una llamada y contestar el WhatsApp. Estamos tan sobre estimulados con las notificaciones que pensamos que perdemos el tiempo si no atendemos a 27 cosas al mismo tiempo. Céntrate en una sola tarea y verás cómo tu productividad se dispara.
- Descansos pautados
No eres un robot que puede trabajar 24 horas al día sin descanso. Eres una persona y necesitas descansar para poder rendir a medio plazo. Usa la técnica de tu preferencia: Pomodoro (usa un temporizador para dividir el trabajo en bloques de tiempo enfocados (generalmente 25 minutos) separados por un breve descanso, generalmente de cinco minutos); sacar a pasear a tu mascota, prepararte un café, escuchar un podcast ¡pero descansa!
- Desconecta
Una vez que finalices tu jornada laboral, desconecta. Del todo. Pasa tiempo con tu familia, tus amigos y contigo mismo. Disfruta de tus hobbies, haz deporte o cocina algo rico. La cuestión es que cambies de ambiente (especialmente si trabajas en casa) y de actividad. Verás cómo eres mucho más productivo al día siguiente.
Sí, vivir de otra manera es posible pero tienes que trabajar en ello. En Colateral compartimos esta filosofía y nos gusta trabajar de forma inteligente, te invitamos a descubrir cómo lo hacemos en nuestro sitio web. ¿Te animas a practicar el Slow Work?